Jakob Lorber

Los Salmos del Señor

Recibidos al dictado de la Voz Interior

Índice

Salmo 1 — Para cantarlo al Señor por la mañana

Salmo 2 — Para cantarlo al Señor al encontrarse en apuros

Salmo 3 — Para cantarlo al Señor durante una gran congoja

Salmo 4 — Para cantarlo al Señor durante el tiempo de la Tentación

Salmo 5 — Muy consolador para cantarlo al Señor en el día de la tentación

Salmo 6 — Para cantarlo al Señor por su gran Bondad y Misericordia

Salmo 7 — Para cantarlo al Señor durante la recepción  de una dádiva espiritual la cual es el verdadero pan diario de la vida

Salmo 8 — Petición al Señor por la curación de enfermedades corporales

Salmo 9 — Para cantarla al Señor en el corazón después de una alegría gozada en la vida.

Salmo 10 — Para cantarlo al Señor en un día turbio

Salmo 11 — Para cantarlo al Señor en la pobreza del espíritu

Salmo 12 — Para cantarlo al Señor cuando las actividades de Babilonia amenazan contra el espíritu libre

Salmo 13 — Para cantarlo al Señor en el atardecer del día

Salmo 14 — Para cantarlo al Señor durante la observación de la irrumpiente, creciente y ondulante marea del pecado, de la noche y de todo engaño dentro de ella. (Según el salmo 93, ver. 4 de David)

Salmo 15 — Para cantarlo al Señor en el día de Su visita

Salmo 16 — Para cantarlo al Señor durante la observación de la naturaleza maravillosa vista sobre una montaña, en la sala infinita y libre de Dios

Salmo 17 — Para cantarlo al Señor en la alborada

Salmo 18 — Para cantarlo en cada momento al Señor como el Padre de los hombres

Salmo 19 — Para cantar una alabanza al Señor (y sobre el sábado trasladado)

Salmo 20 — Para cantarlo al Señor al final del año

Salmo 21 — Para cantarlo al Señor durante tribulaciones diversas.

Salmo 22 — cantarlo al Señor para superar una enfermedad del cuerpo y del alma que están unidos.

Información


Los Salmos del Señor


Salmo 1 — Para cantarlo al Señor por la mañana

1. ¡Alabado sea, sí, de sobremanera alabado sea nuestro Padre santo y lleno de Amor!

2. ¡La Tierra, las estrellas, la luna y el sol muestran qué grande eres Tú, oh Padre Santo, qué maravilloso, bueno, misericordioso y amoroso eres!

3. Oh, por eso yo quiero alabarte y exaltarte por encima de todo, porque solamente Tú eres digno de la única y mayor alabanza de los hombres de la Tierra y de todos los ángeles del Cielo.

4. ¡Te alaba el gusanito en el polvo y te exalta la mosca; y te vitorea el gorrión sobre el tejado, lleno de alegría y con el mayor agradecimiento!

5. Te exaltan el águila y todos los animales de los bosques; ¡en la oscuridad de las noches te presienten a Ti, Padre bondadoso, Creador, y Dios poderoso y eterno!

6. ¡La Tierra y todos sus mares, y el fuego y los vientos conocen al Dios grande y poderoso, y saben que Él los ha creado sólo para su muy propia Honra y Gloria infinitas!

7. Y en la Luz eterna del Amor infinito del Padre Santo los cielos están llenos de su Honra eterna y de su suma Bondad, y dan testimonio de su Poder infinito.

8. Y los ángeles cantan con los corazones llenos de suma alegría: “Oh, Padre amado, ¡eres santo, santo, santo! — ¡Qué bueno, oh, qué bueno es estar contigo!”.

9. Por eso alaba y exalta también tú, oh mi alma llamada a la existencia eterna para la Vida y el amor eternos... ¡alaba y exalta también tú en Jesús al Padre Santo que, tan bondadosamente, en la cruz te ha consentido la filiación!

10. Y también tú, mi cuerpo —aunque un día venidero estés entregado a la muerte—, también tú, el portador temporal de la Vida eterna proveniente de Dios, ¡alaba y exalta al Padre, al Santo, al Bueno, porque tampoco tú continuarás eternamente en el regazo de la Tierra! ¡Pues un día venidero serás transfigurado y serás para Mí una vestimenta inmortal y eterna!

11. Porque así habla el Señor: “¡Este Templo al que vosotros destruís, Yo quiero volver a reconstruirlo perfectamente en tres días!”.

12. Oh cuerpo, tú mi cuerpo, ¡mira que eres el templo del Espíritu Santo! Aunque te quiebren, ¡no tengas miedo, porque El que te rompe no lo hará para muerte, ni mucho menos, sino sí, para que seas convertido en la vestimenta más gloriosa y eterna en el Regazo del Amor Eterno del Padre Santo!

13. Y así, mi Jesús más dulce y lleno de Amor, y mi Padre Santo, alabado seas con todas las fuerzas de mi alma y también con las de mi cuerpo; mientras que yo, espíritu, soy el que escribe esto aquí con toda humildad, para tu exclusiva Honra, oh Jesús, oh Padre Santo.

Salmo 2 — Para cantarlo al Señor al encontrarse en apuros

1. ¡Oh mi Dios, mi Padre llenísimo de Amor! ¡Qué maravilloso eres, qué indulgente y manso, y cómo estás lleno de la mayor paciencia!

2. Oh Padre indulgentísimo y santo, mira la noche de esta Tierra que se ha vuelto turbia; los hombres alborotan y hurgan en ella al igual que los zorros y lobos, los cerdos y osos, hienas y leones. —

3. Raras veces un hermano respeta ya al otro por ser "hermano suyo". Oh, ¡cuánto se han apartado los hombres de la Meta viva y sagrada!

4. ¡Ellos han perdido lo más Alto, lo más Grande, lo Mejor! — ¡Aquí casi nadie se preocupa ya por la Vida Eterna! ¡Y Tú, Padre Santo, te has apagado por completo en los corazones de incontables hermanos y hermanas más que ciegos!

5. Y así pues la codicia es el espíritu dominante, a pesar de que cada uno siempre puede experimentar de la manera más palpable que también la lamparita terrenal de la vida más frenética se apaga en la tumba.

6. Oh tiempos — tiempos más tenebrosos y abominables, ¡de tantos corazones habéis podido expulsar al Padre, al Santo Padre, al Dios eterno!

7. ¡Habéis llenado estos corazones con inmundicias de Satanás y con todo lo más vano de este tenebroso reino del mundo y de la muerte — la que proviene del mundo!

8. Oh Padre llenísimo de Amor, ¡ten Misericordia, ten Misericordia de nosotros! Porque de lo contrario muy pronto a todos nos tocará un final triste.

9. ¡Porque mira, los hombres se han vuelto mujeriegos, dejan molerse la cabeza por las mujeres, están a sus pies y se arrastran al igual que serpientes, medio hollados por los pies de las mujeres!

10. Oh Dios, Dios Santo, ¿puedes mirar aún más tiempo pacientemente semejante sacrilegio infernal sobre la Tierra? ¡El hombre se ha vuelto una culebra rastrera!

11. Oh hora liberadora, santa hora, ¿cuándo pues vendrás para liberar esta Tierra de esta noche densísima que ya perdura tanto tiempo — para liberarla de la noche de toda muerte?

12. ¿Y cuándo, finalmente, aprisionarás al príncipe de la mentira y de la maldad? — ¡¿Cuánto tiempo aún le permitirás atrapar y matar a los hombres de la Tierra?!

13. ¡Oh Padre, Santo Padre llenísimo de Amor! ¡Pon fin de una vez a la actividad frenética de Satanás, porque de lo contrario estamos todos perdidos!

14. ¡Considera los enormes apuros en que se encuentra esta Tierra! — ¡Escucha esta súplica, este grito de lamentación lleno de desasosiego! — ¡Amado Padre, libéranos a todos del mal tan amargo de esa noche que ya me parece eterna! — Sin embargo, siempre hágase tu Santa Voluntad. Amén.

Salmo 3 — Para cantarlo al Señor durante una gran congoja

1. Señor Poderoso que estás siempre lleno de Gracia debido a Tu ilimitado Amor y Misericordia que tienes hacia nosotros, mira con piedad hacia abajo, a nosotros pobres pecadores!

2. ¡Es muy triste, sí, es terrible vivir sobre este mundo tan oscuro y malvado, en donde, hablando sinceramente, tenemos que avergonzamos mucho de reconocer Tu Palabra viva en nuestro interior!

3. Se da preferencia a una faena mundana de todas las formas imaginables, y se reparte cumplidos — a los impulsores de la moda, del lujo, del esplendor mundano, y de todo aquello que posiblemente quiera fortalecer el egoísmo.

4. Pero, ¡ay del hombre pacífico y sincero, aquél que en todo el tiempo se atreve a levantar su corazón sólo hacia Ti, y se retira del frenético mundo porque quiere seguir el llamado santo en su interior que proviene de Ti, Padre amado y santo!

5. ¡Oh Padre, oh santo Padre llenísimo de Amor, ten piedad de nosotros; Tú, dulce Jesús, oh ven, oh ven de una vez — para redimir al mundo al mundo llenísimo de pecado, sí, para redimir los corazones oscuros de los hermanos — y llevarlos hacia Ti, Padre amado y santo!

6. ¡Oh tierra, oh tierra que eres una habitación oscura de la atrocidad, ¿cómo serás justificado a los ojos de aquél que te quiso lavar y limpiar amorosamente con su propia sangre y elevarte hacia el Sol de los soles?! ¿Aquél que piso con su propio pie tan pacientemente y paternalmente tu suelo oscuro y muerto?

7.  ¡Oh vosotros oídos, vosotros oídos mundanos y malvados, en donde el Nombre poderosísimo y santo suena solo ridículamente, oh, ay de vosotros! ¡Cuando Él venga para lidiar con vosotros! ¡No cambiaría ni siquiera un céntimo por mil libras de oro mundano!

8. Pero, ¿cuándo vendrás tú, tú temible Día de alegría? — ¡Oh, por favor, no  demores, no demores mucho, tú esperada liberación santa de las atrocidades de la tierra, tú el primero, tú el más reciente de los Días santos de la tierra!

9. Cuánto tiempo más donarás tú, digno sol, la tierra llena de engaño con los rayos maravillosos y amorosos que provienen de ti, hasta que venga ese día de la tierra en el que por primera vez los campos oscuros de la creación de la tierra absorban dignamente los rayos suaves que vienen de ti; oh di, oh di, tu sol santo, o de lo contrario laméntate y llora conmigo!

10. Y tú luna maliciosa, tú acompañante fiel de la miseria oscura de la tierra, ¿cuánto tiempo más estarás con tu cambiante luz robada engañosamente? ¡Retírate, retírate, porque de lo contrario serás consumida cuanto antes por la noche más mortal y densísima de nuestra tierra!

11. Y vosotras estrellas, vosotras flores del cielo, cuándo iluminarán con vuestra luz maravillosa al suelo pecador de la tierra, para que los libres del santo Padre quieran reconocerse como hermanos eternos en vuestros campos de la luz pacífica?

12. ¡Oh Padre, Tú Padre santísimo, oh deja, oh deja derramar pronto Tus Palabras santas en una realización santa, de lo contrario nos vamos al abismo! Que se haga tu santa Voluntad en la tierra así como se hace en el Cielo siempre por la eternidad. Amén.

Salmo 4 — Para cantarlo al Señor durante el tiempo de la Tentación

1. ¡Oh Tú, Padre llenísimo de Amor, Padre Santo, míranos con misericordia desde arriba, desde Tu Altura iluminadísima del Cielo, a nosotros, Tus hijos mortales, cansados, sin fuerzas y nacidos en el pecado!

2. Te imploramos y oramos hacia Ti: ¡Oh Tú, Padre llenísimo de Amor, cuídanos a todos de cualquier tentación, y libéranos de las ataduras de la maldad mortal del pecado!

3. Así oramos diariamente hacia Ti; ¡Oh, escucha de una vez este grito lastimoso de Tus hijos que se mueren, y no permitas que el encolerizado enemigo del Padre nos ahorque completamente antes de que Tú quieras llegar para ayudarnos vigorosamente!

4. En pocos minutos miles caen en muchedumbres hacia la profundidad de las profundidades de la muerte eterna, encarcelados por Tus enemigos más malvados; Oh Padre, Tú Padre Santo, ¿acaso no nos salvarás más de esta plaga infinita y destructiva y de nuestra inmensa desgracia?

5. ¡Oh Tú, Padre llenísimo de Amor! ¡Quítale por favor de una vez por todas el poder a este príncipe de la muerte, y átalo por la eternidad con Tus cadenas todo poderosísimas del Amor infinito y eterno a un lugar muy adecuado para él; e impide con esto que ya no nos vuelva atrapar y llevar hacia la profundidad de las profundidades de la muerte eterna!

6. ¡Oh Padre Santo y llenísimo de Amor, Tú no nos has creado para la muerte y tampoco para Satanás, y no nos has liberado para la destrucción; pero has sangrado mucho en la cruz para la vida eterna, para así abrirnos, a nosotros Tus hijos, las puertas de la vida eterna!

7. ¡Por eso, oh Jesús, Tú, mediador Santo,  quita de nuestro corazón la prueba que es difícil de vencer, y danos para esto un sentido puro, y danos el Espíritu prometido ya hace mucho tiempo, el Espíritu de Tu Amor, de Tu Gracia y de Tu Misericordia, sí, Tu Espíritu Santo prometido!

8. Tú, amado Padre en Jesús, gobernante en Amor, Misericordia y Gracia, has hablado la Verdad eterna: ¡Es verdad que el espíritu es voluntarioso; pero la carne es débil!

9. ¡Oh, quita pues la debilidad de nuestra carne, y deja fortalecer en ella al espíritu inmortal y eterno; y finalmente deja que el espíritu, que debe ser poderoso y fuerte, llegue a ser el señor y el maestro permanente de esta débil casa.

10. De qué nos sirven las obras y doctrinas si es que con ellas no tenemos la capacidad de despertar al espíritu, por eso nos visitan las pruebas más oscuras, y nos roban del corazón la semilla de mostaza santa de la manera más astuta.

11. Si esto tiene que suceder siempre y siempre, entonces, ¿cuándo crecerá la semilla minúscula de una vez por todas hasta convertirse en un árbol poderoso para que los pájaros del cielo quieran encontrarse en sus astas y ramas y para que ellos puedan vivir allí? — — —

12. Pero ahora escucha tú, mi alma tenebrosa, y tú también mi espíritu eterno, porque así habla el Señor:

13. “¡Oh, no os lamentéis ni lloréis vosotros, Mis hijos, que Me habéis reconocido en vuestros corazones, al verdadero Padre Santo y llenísimo de amor; porque no he sido Yo quien os ha envuelto con las cadenas de la esclavitud, sino eso lo han hecho el mundo y vosotros mismos!”

14. “Pues, ¿quién os dio la ley? ¿El mundo o vosotros? ¿O Yo, vuestro Padre? Mirad ahora, la prueba está en la ley, como también la muerte devastadora; ¡Sin embargo vosotros no debéis desfallecer bajo el yugo de la ley dura y muerta! Por eso Yo he venido al mundo para liberaros de la ley y daros en su lugar únicamente al Amor. ¡Ahora seguid al Amor! Y así estaréis libres de toda tentación. Esto es así conmigo, dicho con toda seriedad. Amén”

Salmo 5 — Muy consolador para cantarlo al Señor en el día de la tentación

1. Y ahora tú, mi alma que está aún muy triste, sigue escuchando todo lo que dice aquí el Padre Santo, misericordioso y llenísimo de Amor:

2. »¡Hijos que sois pobres debido a vuestra ceguera causada por vosotros mismos! ¡Quién os ha sugerido dentro del corazón cosa semejante, como si Yo hubiera abandonado a incontables hombres para que sean las presas del arbitrio propio de Satanás para la muerte segura!

3. Oh, demostradme algo así en cualquiera de Mis Palabras y Doctrinas sagradas y Yo quiero desmentir inmediatamente y con gusto cualquier cosa que quiera afirmar como si Yo fuera un Dios temperamental y un Padre infiel al Quien todo le da igual, sin importarle que incontables hombres e hijos pierdan la vida en el espíritu o si es que ellos la ganan para la eternidad en el Espíritu del Amor puro proveniente de Mí.

4. ¡Pero vosotros nunca encontraréis algo así en el libro sagrado, en el libro del Amor y de toda Misericordia proveniente del Amor, sí, en el libro de la única y verdadera vida eterna!

5. Si bien es cierto que una verdad no engañosa es que la vida espiritual tiene que ser ejercitada muy diligentemente antes que pueda ser adecuada para una duración eterna y para que pueda servir para la libertad perfectísima.

6. ¡Pero tales circunstancias no son tentaciones a través de las cuales la vida espiritual tienen que volverse cada vez más firme, pero sí para las lecciones de prueba divinas y paternales que provienen del Amor eterno y santo! ¡Lecciones a través de las cuales el hombre moribundo es fortalecido aquí para la duración de toda eternidad venidera de la vida!

7. ¡¿De qué le serviría a Satanás si también quisiera seducir a todos los hombres? ¿Cómo podría vencer una lucha vana contra Mí?!

8. ¡Oh, qué tontería más frívola! ¿Quién es un Señor de toda vida y de toda muerte? ¿Soy Yo o lo es Satanás?

9. Al final, después de las cosas del mundo que pone a prueba, se mostrará muy bien cómo solo Yo, el único Señor de todos los seres y cosas, tengo que crear y ordenar en el Reino de la vida y de la muerte, y cómo todo esfuerzo de Satanás habrá sido algo completamente inútil.

11. En verdad, esto lo podéis creer: ¡De todas las blasfemias que alguna vez los seres, hombres y niños necios hicieron contra Mí en la tierra, ninguna es tan grande y malvada que aquella en donde se me atribuye a Mí, que soy el Padre santo y llenísimo de Amor, como autor de las cosas más malvadas y como si fuera el tirano más malvado!

12. Oh mirad, Satanás está escondido en el hecho que Yo, como el Padre llenísimo de Amor, soy mostrado como el Tirano más malvado de todos los tiempos ante los hijos de los hombres y de los seres y a través de la boca de los maestros y sacerdotes y falsos profetas.

13. ¡Oh, de una vez por todas y con el corazón reflexivo leed completamente los cuatros evangelios, y mostradme el versículo que diga que Yo os hubiese puesto a la merced de Satanás!

14. ¡Y Yo os mostraré y abriré el otro sentido, y todos vosotros veréis muy claramente que el Padre Santo no prueba a la humanidad hacia la muerte, sino que lo hace para la vida eterna por infinito Amor y Misericordia!

15. Pero si los hombres que tienen el libre albedrío y que son hermanos se golpean y se jalan de los pelos, ¿acaso debo ser Yo el culpable por haber creado a la humanidad con libertad perfectísima? Una libertad en el Espíritu proveniente de Mí, y es por eso que Yo soy siempre considerablemente paciente, lleno de Amor y Misericordia y Gracia?

16. ¿Qué más queréis entonces? ¡Mirad, Yo cuido y dirijo y guío a la humanidad hacia la meta sagrada de la vida eterna a través de todos los caminos que son insondables para vosotros! ¿Qué más debéis hacer? Mirad, Yo permito incluso la libertad a Satanás dentro de los límites justos. Decid, ¿qué más queréis? Mirad, Yo no corrijo a nadie nunca hacia la muerte pero sí todo el tiempo para la vida eterna en toda libertad. Decid, ¿qué más queréis?

17. ¿Acaso alguna vez Yo he juzgado y condenado a alguien para la muerte eterna? ¿Dónde está aquél a quien Yo hubiera cerrado Mi Corazón? ¿Dónde está el hijo perdido a quien Yo no quiera recibirlo nunca con la máxima alegría si tan solo él regresara a Mí en su corazón? — Decid, ¿qué más queréis?«

Salmo 6 — Para cantarlo al Señor por su gran Bondad y Misericordia

1. Oh Señor, Tú que eres bueno y estás lleno de Misericordia, y eres indulgente y estás lleno de la máxima paciencia; ¡Oh Tú, Padre eterno, santo y llenísimo de Amor! Por eso quiero alabarte todo el tiempo, día y noche.

2. ¡Incluso cuando durante una enfermedad del cuerpo, me presionen o me jalen o se rompan los nervios, las fibras, los músculos o cualquier parte del mismo, hasta el punto de que me desmaye de dolor, aquí quiero alabarte y ensalzarte a Ti, Padre santo, porque, a través de todos estos males, me pruebas y me purificas y me corriges hacia la vida eterna!

3. Oh Padre santo, llenísimo de Amor, solamente Tú eres para nosotros en todas las cosas el único Amor eterno e infinito, y enseñaste, y nos enseñas, nada más que sólo el Amor, el Amor santo y eterno — que proviene de Ti y está en Ti, oh Tú, Padre santo, llenísimo de Amor.

4. Por eso yo, hombre pobre y pecador, quiero alabarte y exaltarte todo el tiempo y por toda la eternidad; pues sólo Tú eres digno de ser alabado y exaltado, ante todos los ángeles y hombres y soles y tierras, y ante todas las criaturas que te reconocen como su Creador santo.

5. A Ti te alaba la hierba, y los árboles están llenos de Tu gloria; y todas las montañas, ellas hierven y echan humo para alabar dignamente, oh Dios, Tu Magnificencia y Poder; y las flores de los campos y pastizales y las montañas y valles y jardines, cómo, a través de todos los vientos, esparcen diligentemente salmos muy aromáticos para Ti, Padre santo.

6. ¡Y también cuando los pajaritos amorosos que se mecen sobre las ramas de los árboles cantan, desde sus cuellos emplumados, canciones maravillosas, alegres y puras; y cada una de todas estas canciones es rica de la alabanza más maravillosa y Te alaban sólo a Ti, Tú Padre santo y llenísimo de Amor!

7. Sí, todo lo que yo quiera ver, está lleno de Tu honra infinita, y lleno de la Gloria más grande.

8. ¡Oh, Padre santo y llenísimo de Amor! Déjame entonces, a mí, pecador pobre, alabarte y ensalzarte y amarte con todas mis fuerzas del espíritu, del alma y del cuerpo perecedero.

9. Y dame siempre tanto de esta fuerza para que pueda pues tener la capacidad de hacer Tu santa Voluntad, y permanecer allí, de acuerdo al único Poder de Tu Amor dentro de Ti para alabanza, para la honra y la gloria eterna, Tú, Padre santo y llenísimo de Amor.

10. Si bien pienso diariamente en esto para intentar vivir solo por Ti en todos mis andares y giros y posiciones; pero, oh Tú, Padre bondadoso, ¡¿qué es todo esto comparado con lo que Te debo a Ti por sólo un minuto de vida!? —

11. Y cuando nuevamente recapacito, y digo dentro de mí: Y así yo pudiera ensalzarte con todas las arpas más armoniosas de los ángeles más superiores, esta alabanza no se acercaría en nada más a Tu Dignidad, como lo hago ahora, que balbuceo un canto pobrísimo como si lo hiciera un niñito que aun no puede hablar.

12. Oh, entonces seré feliz, y Te exaltaré y Te alabaré a Ti, Padre santo, a través de cada pensamiento, que sube desde la profundidad del espíritu, porque Tú, Padre santo, eres extraordinariamente bueno y lleno de Amor; por eso una alabanza eterna, por parte de todos nosotros. Amén.

Salmo 7 — Para cantarlo al Señor durante la recepción  de una dádiva espiritual la cual es el verdadero pan diario de la vida

1. ¡Oh Padre santo, llenísimo de Amor! Mira, si recibimos a diario de Ti el pan santo invalorable para la vida eterna con tal generosidad; Oh Tú, Padre santo ¿cómo debemos, cómo podemos agradecerte por esto, nosotros que somos pecadores oscurecidos?

2. La dádiva es grande, es maravillosamente poderosa, y enormemente fuerte, es santa y está llena del Amor y de la Luz santísima, y así también está llena de toda Vida que proviene de Ti; oh Tú, Padre santo y llenísimo de Amor, ¿cómo pudiéramos, cómo deberíamos agradecerte por esto, nosotros pobres, nosotros pecadores desdichados?

3. Pues a pesar que ya hemos recibido tanto de Ti, no obstante nuestros corazones están aún oscuros y envidiosos, y llenos de dudas contra Ti y contra Tu Palabra, y contra nuestros hermanos que a menudo están muy próximos y son muy fidedignos, y todo esto — por miedo al mundo.

4. Oh Tú, Padre santísimo, cómo debemos agradecerte de verdad por esto, pues eres tan misericordioso con todos nosotros a pesar que nuestros corazones están aun tan impuros con las cosas mundanas, y tan llenos de todas las tendencias y acciones mundanas?

5. Con tales corazones desgarrados, llenos de algunas inmundicias del mundo, mira, oh Padre santo, es muy difícil agradecerte en espíritu de la verdad viva y la verdad interior, porque con esto a nuestro corazón le falta la parte principal para el agradecimiento digno, sí, lo esencial primario:  la humildad, sin la cual el agradecimiento es un horror ante Ti, oh Tú, Padre santo.

6. Por eso reconstruye pronto, sí, muy pronto, sí, inmediatamente, nuestro corazón pecador y renuévalo, y libéralo por completo otra vez, y de una vez, de todas las inmundicias del mundo que está llenísimo de muerte, para que así nosotros estemos en la posición de poder agradecerte por una vez en esta vida terrenal con un corazón más puro y un sentido más puro, a Ti, Padre santo, por esta dádiva santa e infinita porque nosotros somos aún tan indignos ante Ti de recibir en tal cantidad tan generosa.

7. Pues, ¿quién puede agradecerte en la muerte, y quién puede alabarte y ensalzarte en el infierno? Pero si nuestros corazones están llenos de algunas impurezas del mundo, llenos de muerte, y con  esto también llenos del infierno que es la adicción al egoísmo que aún está poderosamente dominándonos; oh, Tú, Padre santo, nosotros estamos aun dentro de la muerte, y atrapados y retenidos por muchos lazos del infierno. ¿Cómo podría ser posible, agradecerte dignamente y muy vivamente a Ti, Padre santo, por  esta dádiva altamente santa?

8. ¿Cómo puede el profano agradecer al Santo por haber recibido lo sagrado? ¿Y cómo el impuro, el pecador oscurecido de la tierra, puede alabarte bien y ensalzarte, y glorificarte con su voz impurísima, a Ti, Amor eterno y Luz purísima,?

9. Porque alabar y honrar, y ensalzar y glorificar, significa adornar en la tierra dignísimamente Tu Ser divino, así como es siempre adornado en el cielo por todos los ángeles y espíritus purísimos; oh, ¿cómo podemos hacer esto, cómo adornarte y embellecerte en toda la noche de nuestros pecados?

10. ¡Por eso, oh Tú Padre llenísimo de Amor! ¡Reconstruye nuestros corazones pronto, sí, muy pronto, sí, inmediatamente! Y libéralos de una vez y completamente de toda inmundicia antigua desde su inicio, inmundicia que viene del mundo lleno de muerte, para que, de una vez por todas, nosotros estemos en la posición de agradecerte aún en esta vida terrenal con un corazón y un sentido más puro, a Ti, Padre santo, por tal dádiva infinita y santa, que la hemos recibido ahora seriamente y aun seguimos siendo tan indignos ante Ti, oh Tú, Padre santo.

11. ¡Pero por ahora, Padre santo, ya que estamos todos tan indignos como para ofrecerte un agradecimiento más decente por una dádiva más pura y muy santa, ¿recibirás con piedad este reconocimiento contrito, como también nuestra nulidad, como si fuera esto un agradecimiento de nosotros pecadores por esta dádiva santa, como lo dan siempre los seres más puros que Te ensalzan y Te alaban?! Y si no puedo alabarte y ensalzarte como Te corresponde, oh Padre santo, entonces déjate abrazar con amor, por todas mis fuerzas, por mí pecador pobre, Tú Padre santo llenísimo de Amor! Que siempre suceda Tu santa Voluntad. Amén.

Salmo 8 — Petición al Señor por la curación de enfermedades corporales

1. ¡Oh Señor, Tú eres bondadoso y estás lleno de Paciencia, y lleno de Amor y Gracia y Misericordia: Por eso mírame suavemente desde Tu trono divino elevadísimo, a mí, gusanito que dolorosamente se retuerce de un lado para otro y que está muy enfermo en el polvo de la tierra.

2. Mira, un mal fastidioso me tortura muy perniciosamente que incapacita y paraliza por completo al cuerpo, a esta envoltura del espíritu que de por sí ya es pesada, por eso yo no puedo hacer nada y no puedo hacer nada de lo que me es útil para la vida eterna y salvación.

3. Toda paciencia empieza ya a abandonarme, porque parece como que Tú, Padre amado, no me escucharas ahora , a mí sufriente, a pesar que Te llamo desde mis aprietos más profundos.

4. Oh, no demores, no demores Padre santo llenísimo de Amor, y ayúdame, a mí pobre, a mí débil, a mí pecador sufriente, porque si Tú no me ayudas cuanto antes de la tribulación del cuerpo entonces yo sucumbiré de verdad, en el espíritu y en mi alma que le acompaña con sufrimiento.

5. Bien es cierto que yo mismo fui el culpable, y yo mismo me he causado el mal del cuerpo porque no he vivido de acuerdo al orden sagrado que Tú Padre llenísimo de Amor has dado fidedignamente, hace tiempo a través de Moisés en el monte sagrado del Sinaí, como el único principio para la vida del espíritu y del cuerpo.

6. Sí, fue un altísimo error de mi parte; pero ahora ya no puedo cambiar las cosas, no puedo hacer desaparecer los actos ejecutados con toda necedad, no puedo quitarme el pecado mortal que ahora me quema. Por eso, ¡ten misericordia conmigo, Tú Padre llenísimo de Amor, y quita el pecado de mí, y hazme vivir nuevamente para una mejor acción; sí, para el Amor y el Orden, reestabléceme la salud del cuerpo, a mí que estoy enfermo, a mí gusano sufriente que perece en el polvo delante de ti! —

7. Oh salud, tu fuente única y pura de la alegría de la vida, ¿cuándo regresarás a mí por completo? ¿Cuándo exprimirás las gotas doradas y balsámicas de la Gracia sagrada del Padre celestial, y me traerás sanación y fortalecimiento en esta mi vida desgarrada por el mundo?

8. Ah, tú nubes del cielo, te demoras, ¿ya no quieres traerme más las gotas sanadoras y sagradamente fortalecedoras aquellas que son llevadas por los vientos y que son el bálsamo de la Gracia de arriba, del Padre santo?

9. Oh dolor, oh tú dolor doble, retírate, retírate de mí, y a mí pobre, no me sigas torturando más por tanto tiempo y con tanta fuerza, y dame espacio para orar y para pedir por el alivio de arriba, del Padre santo llenísimo de Amor, para que pueda fortalecerme en la fe que solo Él, el Padre santo, me ayudará pronto y con seguridad de este tormento y del miedo que sufro en este cuerpo desgarrado?

10. Oh Padre, Tú Padre santo llenísimo de Amor escucha, escucha de una vez mi ruego temeroso, y dame nuevamente la salud; porque en este cuerpo enfermo y desgarrado yo no puedo amarte, alabarte y ensalzarte a Ti, Padre santo, de la manera más digna, justa y merecida.

11. Oh Jesús, Tú Nombre poderosísimo, Tú has hecho levantar a los muertos de la tumba; Oh, ¿pronuncias también por mí una Palabra poderosa, y para que con seguridad yo sane de todos los males del cuerpo, así como los del alma y del espíritu, a través de tu Palabra poderosa y todo—misericordiosa?

12. Y si yo no fuera más digno de Tu Gracia sagrada, no más merecedor de la ayuda divina proveniente de Ti, oh, entonces piensa en mi alma pecadora, y en mi espíritu altamente vacilante, y dame paciencia para llevar la cruz que me has puesto tan suavemente para el pago de mis pecados, y así pues suceda Tu Voluntad santa, Oh Jesús, Tu Voluntad santa siempre. Amén.

Salmo 9 — Para cantarla al Señor en el corazón después de una alegría gozada en la vida.

1. ¡Oh Dios, Padre todopoderoso, santo y llenísimo de Amor! Qué condescendiente eres y cuán lleno de misericordia estás, y qué bueno eres incluso con el pecador necio.

2. En todo el centro de las actividades mundanas pecadoras nos dejas experimentar de vez en cuando una alegría muy maravillosa para que nosotros, pecadores necios, experimentemos y sintamos muy en lo profundo de nuestro corazón cuán bueno y cuán lleno de Amor estás Tú.

3. Pero, — ¿dónde está aquél pecador que saborea la alegría de la vida y que después de un placer gozado de la vida quiera ofrecerte una alabanza apropiada y digna de Ti que eres el Dador santo y lleno de Amor?

4. Oh, hombres, oh hombres, ¿cómo podéis olvidar al Dador santo en medio de una alegría elevadora?

5. Cuando de manera noble y sublime, y de manera amigable y con amor hacia ti, camina a tu lado un amigo hospitalario, una hermana alegre, todos llenos de gracia y alegría; cuando te alegras en el camino agradable, y después te regocijas en la mesa anfitriona de la alegría, y absorbes aire profundamente en grandes cantidades del amor sazonado de la hermana amorosa en tu corazón dichoso.

6. ¡Escucha hermano! ¿Cómo es posible que, después de haber gozado esa alegría de vida tan llena de dicha, puedas olvidar, si quiera una sola vez, al Dador santo y más amigable de estas dádivas divinas?

7. O, caro hermano, piensa, piensa que tal alegría elevadora de la vida no la genera la tierra magra, sino que un Padre llenísimo de Amor la insufla muy amigablemente incluso dentro de nuestros corazones pecadores, y con esto Él nos hace capaz para el goce elevado de la vida.

8. Si esto ya no lo puedes negar más, cuando te lo dice cada fibra de la vida que se eleva llena de alegría y dicha:

9. Un Dios, un Padre todopoderoso, y santo, deja fluir aires muy amigables desde todas las estrellas, desde todos los espacios luminosos, desde todos los soles, y desde todas las zonas de la tierra, para reconfortarte y hacerte capaz para alegrías siempre aún mayores en tu vida entumecida, y en tu corazón agarrotado y rígido, —

10. Oh, cae por eso a la tierra humildemente, y di en tu corazón: ¡Tú, Padre santo y llenísimo de Amor! A mí, pecador ante Ti y ante la tierra, acabas de empapar con la alegría divina.

11. Ahora Tú haz llenado mi corazón con la dicha de los ángeles del Cielo; todas las estrellas del Cielo brillaron en luces resplandecientes, los aires de la tierra rodearon armónicamente mi rostro despejado.

12. A través de los ojos de la hermana amorosa Tú haz dejado que su espíritu protector me mire tan dulcemente y suavemente, a mí pecador pobre; cómo irradia fuertemente de los mismos un espíritu inmortal, lleno del Amor más dulce y venturoso.

13. Y Tú, Padre santo, cuán bien haz entonado el corazón de un hermano amigable. Cómo estuvo él ocupado en servirme de la mejor manera, emulando a los ángeles del cielo, a mí pecador pobre, siempre concentrado en cómo elevar en mí la alegría de la vida.

14. Oh, Padre, todo esto, y muchas otras cosas innombrables, me lo haz preparado tan bien y tan dichosamente, a mí, al pecador.

15. Por eso también acepta con misericordia este mi agradecimiento exento de valor, de un pecador pobre ante ti, por todas estas dádivas maravillosas, acéptalo como si valiera algo; y permíteme alabarte y ensalzarte siempre, a Ti Padre santo, solo a Ti Dador amorosísimo. A Ti sea el agradecimiento y la honra, la Gloria y el Amor de mí, pecador en miseria por todo esto y para la eternidad. Amén..

Salmo 10 — Para cantarlo al Señor en un día turbio

1. Quiera enturbiarse un día desde la mañana más temprana hasta la tarde más avanzada; no obstante siempre permanece una imagen maravillosa para un corazón que sólo Te ama a Ti, oh Padre santo.

2. Qué puede mostrarnos mejor el tiempo actual, malvado y lleno de engaño que justamente un día muy turbio, allí donde la maravillosa luz del sol es constantemente e infinitamente quebrada y en donde tiene que luchar completamente desgarrada para atravesar todas las masas y masas y capas y capas, para al final conceder algo de consuelo sobre el suelo de la tierra infiel.

3. ¿Quién no conoce las masas sin fin y las capas de nubes para el corazón, para el espíritu, y para la vida espiritual, las cuales ahora enturbian tupidamente los cielos de la fe viva?

4. Por eso, tú, día turbio me eres bienvenido, bienvenido eres como un amigo hospitalario; pues me predicas sin miedo y sin consideraciones la verdad pura de los pequeños y de los grandes, resplandeciendo intensamente debajo de los ojos para que ellos quieran mirar bien el cómo están sus corazones. —

5. Pero ahora nadie se atreve de hablar completamente con la Verdad si queremos iluminarnos y mostrarnos mutuamente para saber en qué situación está el Amor y la Fe; porque tiene que tener consideración todo el tiempo y pensar siempre con Quién él habla.

6. Oh, vosotros tiempos, vosotros tiempos, ¡qué difícil es lidiar con vosotros! Los hermanos ya no se reconocen el uno con el otro, y ninguno quiere oír al otro debido a que cada uno se cree superior a su hermano, y nadie confía tampoco en el otro. Y si el más sabio quiere decir algo a los menos sabios entonces siempre tiene que tener miles de consideraciones porque si no se gana a un juez en el hermano.

7. Y si esto ha sucedido, ay del pobre, del hermano más sabio; pues será enjuiciado también sin reparos a ser castigado por la ley, ya sea mediante palabras, y a menudo también con hechos.

8. Las mentiras lisonjeadoras, para éstas siempre se reparten los premios más cuantiosos; pero para la Verdad pura nadie quiere pagar ni siquiera el más despreciable céntimo.

9. Por eso, oh día turbio, eres para mí tan valioso porque me anuncias la verdad pura y sin consideraciones y me muestras en un claro espejo a aquél que está formado de las masas y masas de las nubes más densas, ante el ojo sabio de por lo menos cómo está constituido ahora todo este mundo lleno de engaños.

10. ¡Oh Tú, Padre santo y lleno de Amor! ¡¿Cómo debo agradecerte por esta Gracia tan elevada en la que me has hecho reconocer a tal profeta fidedigno en este día que me parecía hostil?! —

11. Ahora ya no llamaré más a ningún de estos días turbios como hostil; porque ellos son mensajeros Tuyos, y anuncian con voz claramente perceptible a la tierra llena de pecado aquello que lleva para las generaciones, de cómo aquí muchos se asemejan a los días turbios, y cómo algunos buscan al sol de la vida y que sin embargo nunca están en la capacidad de encontrar al mismo debido a la oscuridad del punto de vista.

12. A pesar que vemos a través de una luz interior la situación de la humanidad de la tierra no obstante nos es siempre bienvenido un mensajero así; porque en un segundo nos dice mucho más que lo que nosotros pudiéramos mostrar difícilmente y con mucho esfuerzo en las horas morosas.

13. Por eso acepta también, oh padre santísimo, el agradecimiento. Porque Tú eres siempre el Amor puro, y Todo lo que nos das es bueno; por eso también lo es un día un día tenebroso y oscurecido. Oh, deja que vengan más a menudo a la tierra esos días: porque ellos son guardianes muy fidedignos y son maestros de los hombres que no encuentran nada más bello que el mundo. — A Ti te agradezco, oh Padre santísimo, y también por el día turbio. Amén, amén.

Salmo 11 — Para cantarlo al Señor en la pobreza del espíritu

1. Confundido y débil está derrotado mi espíritu, y mi alma, y un vestido corporal para el espíritu eterno, está desgarrado por las preocupaciones vanas del mundo.

2. Oh, ¡qué menesteroso y qué débil está el espíritu eterno dentro de mí! Él, que debe vivir eternamente, está enfermo, sí, muy enfermo, porque la carne ha arrebatado de él su alma, su vestido, y también le ha arrebatado a él la comida más imprescindible, sí, el alimento más escaso hacia la vida eterna, el Amor a Dios, sí, el Amor al Padre santo en el Cielo.

3. Oh, ¡qué pobreza terrible! El espíritu, el espíritu inmortal, como la fuente del Amor, como la imagen de Dios dentro de mí, está enfermo, se ha quedado completamente sin vida. Qué grande es la pobreza dentro de mí.

4. Porque ya no oigo más las Palabras, las Palabras vivas de la vida eterna; ahora ellas resbalan a mis oídos adormecidos con las cosas del mundo como un eco externo sin sentido. Los sonidos armónicos, aquellos que antes llenaban mis ojos con lágrimas, y me hacían saltar de alegría al corazón en el cuerpo, ellos pasan como un cuchicheo diario delante de mí, que se ha vuelto un ser apático.

5. Las lágrimas de la pobreza, las lágrimas calientes, las lágrimas ardientes del hermano suplicante y sufriente, la Santidad de Dios en el corazón del hermano, — esto ya no me toca más; sólo en caso extremo le doy una dádiva muy magra con un corazón frío y sin sentimientos.

6. ¡También el ojo de una hermana, por más amorosa que sea y que me hace señas muy honestas de amor más puro, me deja completamente insensible y entumecido! Porque mi sensibilidad está muerta, sí, las fibras más íntimas del corazón se han vuelto completamente muertas dentro de mí.

7. Y las maravillas sin número de cada día, maravillas que provienen de Ti, Padre santo y amoroso, éstas pasan muy desapercibidas por mi espíritu enceguecido; el amanecer maravilloso del sol es para mí igual que la noche pasada.

8. Incluso el terrible bramido y la furia de la muerte, la muerte diaria de los hermanos, los gritos mortales de lamentaciones, las canciones de lamento en el sarcófago y sepulcro de los hermanos y hermanas muertos se han convertido para mí en un espectáculo diario y sin gran importancia que no logran extraer de mi espíritu empobrecido ni siquiera una aprobación, o alguna reprimenda.

9. Oh, tú, terrible grandeza de pobreza del espíritu dentro de mí; ¿Cuándo, oh, dime cuándo me liberaré de ti, y cuándo vivirá dentro de mí una vida rica del Amor?

10. ¡Oh, mi Jesús! ¡Tú, eterno Maestro todopoderoso de la vida, Tú Padre santo y llenísimo de amor! Ten misericordia de mí de una vez, y despierta en Amor al espíritu dentro de mí que se inclina hacia la muerte, para que yo pueda nuevamente sentir una vida que se enriquece dentro de mí interior.

11. ¡O mi Jesús, mi Padre santo! ¡Despierta de una vez al espíritu que ha sucumbido completamente en la pobreza y debilidad más grande y llévalo hacia una vida plena, — y déjate encontrar por mí de una vez, oh Tú Padre santo!

11. ¡Porque en tal pobreza ya no es posible elevarme hacia Ti, ni darte sólo a Ti  la honra y la alabanza, porque el espíritu entumecido y casi muerto por completo ya no tiene esta capacidad; por eso transforma mi corazón sucio! Y piensa en el pan diario hacia la vida eterna, porque así resucitaré pronto con fuerza completamente renovadas para Ti, Padre santo, para ensalzarte y alabarte con una lengua inmortal en la boca de un espíritu renacido. Hágase Tu santa Voluntad siempre por la eternidad. Amén.

Salmo 12 — Para cantarlo al Señor cuando las actividades de Babilonia amenazan contra el espíritu libre

1¡Oh Señor! Por favor mira bien ahora aquí abajo, las actividades llenas de engaño y oscuridad y los gritos y maldiciones de los hombres, observa cómo los súbditos y siervos de Baal se esfuerzan ágilmente en golpear y quemar con una noche férrea a la humanidad, a los pobres, a los débiles.

2. ¡Oh, Padre, Tú Amor infinito y eterno, Tú Misericordia, mira cómo se pisotea vilmente Tu Nombre, Tu Nombre santísimo!; ¡cómo se venden las oraciones más huecas, y cómo se realiza el sacrificio para los perros enfermos todo por una paga mezquina!

3. ¡Oh, Tú, Padre santísimo! ¿Puedes seguir mirando esto aún con paciencia? Elías, el gran profeta, tuvo que matar en el pasado a todos los súbditos y sacerdotes sacrílegos de Baal, y ahora Tú dejas que ellos practiquen libremente todo este sacrilegio que antes la gran ciudad de Babilonia practicaba vilmente.

4. ¿Porqué oh, porqué tiene que suceder esto? ¿Acaso pusiste a la humanidad en esta tierra oscura para el engaño y la maldad de los hombres contra los hombres? ¿Es destino que los hermanos engañen, condenen y maldigan a los hermanos? ¡¿Pertenece acaso al amor al prójimo, del hermano al hermano, que un servidor del Baal condene a la muerte eterna del infierno al hermano que no quiera seguirle?!

5. ¡No, no, esto no lo puedes querer Tú nunca, Tú Padre santo y eterno! Para eso Tú, Amor eterno, no has sangrado en la cruz, y para eso Tú, incluso cuando estabas moribundo, no has pedido a la Divinidad todopoderosa dentro de Ti que tuviera Gracia y Perdón por aquellos; para que ahora un clérigo deba condenar a la muerte eterna del infierno a miles de sus hermanos que quieren en Tu Nombre todo—santísimo.

6. Y condenarlos sólo por el hecho que no se le quiere dar a él la honra divina a través que se le crea sin duda todo lo que él impone a creer y a hacer para su propio beneficio mundano debido a su costumbre de engaño totalmente oscura.

7. ¡Oh  Padre! Tú Padre santo, pon fin de una vez por todas al engaño reinante entre el hermano contra el hermano que ya subsiste por mucho tiempo. Deja que el Espíritu inspire vigorosamente todo con Amor; ¡Deja reconocer a los hermanos oscurecidos Tu Espíritu santo para que ellos quieran reconocer también que Tú no los has llamado para que se conviertan en jueces que matan, sino al contrario para que sean guías amorosamente mansos que lleven a los hermanos hacia Ti, amado Padre!

8. ¡Oh, no permitas que yo Te llame y grite por gusto, amado Padre santo! Ilumina y calienta de una vez por todas los corazones de los hermanos hacia los hermanos, destruye desde su fundamento aquel asiento y silla en donde los hermanos han condenado vilmente a los hermanos a la muerte del infierno;

9. Y deja ahora que, en reemplazo, Tu Amor eterno y Misericordia eterna sean los jueces eternos en todos los corazones de todos los hombres y hermanos.

10. Oh, deja que los servidores inquietos de Baal también se levanten como servidores diligentes del Amor, y quita la cubierta cruel del autoengaño lleno de oscuridad de los todos los ojos de los servidores de Baal, deja de una vez por todas que ellos vean la Luz santa y más libre de Tu Amor divino y Mansedumbre y Gracia y Misericordia para que ellos quieran dejar de maldecir de una vez por todas para que así puedan bendecir a todos los hombres y hermanos sobre la tierra.

12. ¡Escucha por fin, oh Padre llenísimo de Amor, mi llamado y grito, y libéranos de las ataduras del infierno que ya nos detienen por mucho tiempo aquí en la tierra! Que se haga siempre solo Tu santa Voluntad. Amén.

Salmo 13 — Para cantarlo al Señor en el atardecer del día

1. Sumergido, sumergido en lo profundo está el sol maravilloso, en lo profundo del mar; debajo de todas las pérfidas ondas y borrascas se escondió la madre iluminadora del día.

2. La portadora cuidadosa de tantos hijos, ella bendice aún, incluso cuando está ya oculta, después de haberse sumergido en las profundidades horripilantes, los hijos disgregados de la tierra oscura, a través de los rayos maravillosos del crepúsculo de la tarde.

3. La bendición de la madre del día dura mucho aún, y las nubecillas pacíficas en el atardecer iluminado de color dorado ofrecen gozosamente todavía algunas dádivas generosas de la bendición iluminadora de la madre maravillosa abajo, a los oscurecidos valles de la tierra.

4. Solamente pocos hijos de la tierra se dan cuenta y observan cómo suceden tal evento, cómo el Padre santo lleno de Amor ha creado las cosas tan bellas y tan buenas, para que ellas, aparte de la utilidad  que llevan, refresquen y bendigan a los hombres.

5. Quien solo quiera observar la bendición iluminadora del sol en el ocaso, la gloria maravillosa del atardecer, cómo no querrá que su corazón esté lleno del deleite dulce del cielo; que su corazón esté lleno con el Amor santo hacia Dios. — Pero nadie quiere observar al orden santo del padre santo y llenísimo de Amor, el Salvador de la humanidad.

6. Sumergido, por eso sumergido está el sol de la vida abajo, en las profundidades horripilantes del mar, de las pérfidas ondas y borrascas y remolinos de los tiempos oscuros; porque nadie quiere observar más a los últimos rayos sagrados, que el sol de la vida aún ofrece en el ocaso, debido exclusivamente a las inmensas cantidades de preocupaciones mundanas.

7. ¡Por eso escuchad hermanos y hermanas! Vosotros que aún os dais cuenta en vuestros corazones de los rayos, los últimos de la tarde, recordad todos vosotros la tarde santa en la que el Padre caminaba hacia Emaús junto con dos hermanosa, y allí en donde finalmente los bendijo después de que Él había partido el pan. (a Lucas 24,13)

8. Oh pensad, oh pensad, vosotros hermanos y hermanas en cada tarde, pensad en esta tarde tan santa, y llamad con los dos peregrinos entristecidos que iban a Emaús: ¡Oh quédate, oh quédate con nosotros, Tú Padre santo! Porque mira ya se ha hecho muy tarde dentro de nuestros corazones.

9. Y entonces el Padre santo os bendecirá y dirá: “Oh hijitos, estad tranquilos y no teméis; porque yo quedo con vosotros hasta el fin del mundo!” Y cuando esto haya de venir, los últimos días de la vida terrenal, entonces el Padre santo os despertará hacia la vida eterna en Él.

10. Oh, por eso tened esto en cuenta, hermanos y hermanas, considerad al atardecer, sí, observemos todos a la imagen maravillosa del sol en el ocaso, para que en aquel tiempo en el regazo del Padre santo en el Cielo quiera levantarse una mañana eterna de la vida eterna. Oh Padre santo, santificado sea Tu Nombre, que siempre se haga Tu santa Voluntad, Tu santa Voluntad. Amén. 

Salmo 14 — Para cantarlo al Señor durante la observación de la irrumpiente, creciente y ondulante marea del pecado, de la noche y de todo engaño dentro de ella. (Según el salmo 93, ver. 4 de David)

1. ¡Las ondas marinas son grandes y muy espantosas, ellas braman; pero el Señor, allí en la altura, es más grande aún!

2. Muy cerca ya, a mis oídos espiritualizados, zumban y se enfurecen las tormentas poderosas; pero más cerca al oído, que todas las tormentas nocturnas, suena la trompeta del cielo, la claridad, el claro, para anunciar a la tierra de los hombres la Paz verdadera y eterna.

3. Los gobiernos, los pueblos y las fuerzas de la tierra gritan y gritan muy fuertemente; las montañas tiemblan ya, aquí y allá, ante el pavor de la ansiedad de la expectativa de las cosas que han de venir cuanto antes; —

4. Pero seguid y seguid gritando y calculando que allá arriba está Uno que es más poderoso que todos los gobiernos, los pueblos y todos los poderosos de la tierra: el tiempo ha concluido, Yo vengo, un poderoso Juez, para darte a ti, tierra oscura y sucia, y a todos tus hijos poderosos contigo, el salario en la sentina.

5. ¡Oh, la voz se vuelva más fuerte, más robusta y más poderosa que todas agitaciones mundanas y zumbidos y bramidos, y gritos y gritos y cálculos y movimientos de los mares, de las tormentas, de los gobiernos, de los pueblos y de todos los poderosos obstinados de la tierra!

6. Oh tú —corriente maliciosa y poderosamente ondulante— tan sólo sigue robando y destruyendo tu orilla, extingue la semilla divina del campo de la Palabra de Dios en los pocos corazones de los hombres. Oh conviértete en mar, ahoga a las montañas, y deriva hacia arriba, más allá sobre todas las nubes celestiales, tus ondas asfixiantes y delirantes contra toda vida.

7. Pero nunca alcanzarás las estrellas maravillosas cuyo fuego sin fin arden en los espacios infinitos, esperando fielmente la señal más pequeña del Uno que está allá arriba para después caer sobre ti, habitación abominable del horror, en un instante cual pensamiento instantáneo, y para eliminarte por la eternidad más rápidamente que lo que dura en consumirse una gota en el hierro incandecente.

8. Oh hombres, oh hermanos, ¿cómo podéis aun confiar y creer en la mentira, en la prostituta que os ha cegado y engañado vilmente?

9. ¿Cómo podéis poner el sello de la Verdad divina a la locura más grande? — Oh, daos cuenta y prestad atención a las intenciones y movimientos de la prostituta, que se arrastra durante la noche por las callejueslas y calles de la tierra con el fin de atrapar a cualquiera que fornique con ella, y para finalmente pagarle por la vergüenza que ha realizado con él.

10. ¡Oh, tomad nota y observad bien! — y podréis mirar fácil y rápidamente de qué espíritu está llena la doctrina que hunde la Verdad y la Bondad divina y santa en el fondo más oscuro y fangoso y de la forma más desvergonzada y repugnante, y que os vende infamemente el infierno como si fuera el cielo.

11. ¡Oh Señor! ¡Tú amigo poderoso de los espíritus nobles y de los hombres, disipa, disispa de la tierra y de una vez por todas a los engañadores malvados y a los asesinos de la humanidad!

12. No permitas que seamos atrapados nunca más por el dragón del infierno, ahógalo cuanto antes en el fango de la muerte para que ya no nos atormente más, y ya no siga ni continue atrapando más con sus garras infernales a los hijos de la tierra. Oh Padre, Padre lleno de Amor, escucha de una vez por todas este grito de lamentación y no nos dejes nunca más llamar por gusto: ¡Oh Padre! No nos lleves más a la tentación, sino límpianos de una vez de la máxima maldad! Hágase siempre y por la eternidad tu santa Voluntad. Amén.

Salmo 15 — Para cantarlo al Señor en el día de Su visita

1. !Oh Señor! Si bien me has dado una esencia de constitución muy especial, también me has enseñado y educado y guiado por el sendero de los justos conforme a Tu Voluntad sabía y santísima.

2. ¡Y qué delicioso y loable es caminar tal sendero, que Tú mismo, Padre, Padre santísimo, como el Creador y Señor de toda vida, nos has enseñado recorrer, a nosotros Tus Criaturas, para que, como seres débilies, podamos alcanzar con total bienaventuranza, a través de tal sendero lleno de Luz y Vida divina, la Vida eterna llena de la fuerza más libre que proviene de Ti, oh Padre santísimo.

3. Y así como Tú, oh Padre santísimo y Creador de los ángeles y de los hombres, has creado sabiamente a las inumerables flores y hierbas y árboles y arbustos, de tal manera que ninguno se parece al otro, ni en color o forma, ni en olor o sabor, y sin embargo cada uno corresponde a su finalidad altamente sagrada que Tú le has concedido perfectamente; —

4. Oh, — así también Tú, ¡Padre santísimo!, nos permitirás alcanzar y encontrar fácilmente con Tu ayuda fidedigna la finalidad eterna y santa que definistes en el pasado y que Tú mismo nos diste y mostraste a nosotros, hombres redimidos, que estamos aquí tristes y caminando con esperanza, sobre la tierra flotante y titubeante de la muerte hacia la muerte.

5. Si bien parece, así como veo y experimento las cosas, que cada vida humana no se asemeja en nada a la otra; porque casi cada uno actúa y camina como si tuviera su propio y exclusivo Creador y Dios. Y parece que cada uno siguiera Sus señales secretas que recibe en su interior; —

6. Pero la tierra y toda su creación divina llama y me dice: "¡Oh tú, investigador necio, que buscas en las cosas y caminos que Dios ha ordenado aun antes que uno de los soles incontables iluminara el espacio infinito, mira solo en un árbol, allí ni siquiera una hoja se asemeja a otra por completo! — ¿Cómo se te ocurre pretender ser Aquél que ha modelado a la humanidad creada con el máximo libre albedrío?" —

7. Si esto es lo que he oído de toda la creación terrestre como un coro de voces infinitas para alabar de la manera más impresionante al Padre que eternamente está creando y que es santo, sí, interminablemente santo, entonces aquí quiero rebozar de alegría, de la alegría más bienaventurada, y, como si fuera un espíritu bienaventurado que salió de su sepulcro, afino mi voz en los acordes de júbilo y en una gran armonía de toda la creación infinita, y canto:

8. “¡Oh Padre santo, eternamente omnisapiente y llenísimo de Amor! Qué bueno debes ser Tú, sí, que extremadamente bueno, porque me muestras en forma tan clara, a mí caminante mortal sobre esta tierra pasajera, cuán infinitos caminos llenos de luz y verdad eterna has creado para que nosotros, como hijos futuros y escolares débiles de la vida, ya no podamos equivocarnos nunca en el camino hacia Ti, oh Padre santísimo.”

9. “¡Te alaban los ángeles, los soles y mundos y todas las fuerzas del cielo y mundos como su creador más poderoso, bondadoso y sapientísimo, pues Tú eres su único Señor y su único Dios!”

10. “Oh Padre santísimo permíte pues también que yo, aunque ante Ti sea como un gusano insignificante en el polvo, Te alabe y Te ensalce, así como me has creado, un ser proveniente de Tu Orden totalmente sagrado para acompañar a Tu alabanza infinita.”

11. Porque, ¿qué puedo darte, o qué otra cosa debería darte, oh Padre en el Cielo, pues todo es Tuyo, todo lo que tengo y soy; pero alabarte y ensalzarte con mis obras, mis caminos y mis palabras de acuerdo al Orden sagrado, oh Padre santísimo, esto sí lo puedo hacer, y debo hacerlo, — porque este Orden muy sagrado dentro de mí, que me lo has dado sólo para eso, es justamente la libertad divina del espíritu inmortal que me has dado para que con ella yo pueda reconcerte, a Ti, el Padre eternamente sagrado.

12. Yo te he reconocido y encontrado, Padre santo, y he reconocido y encontrado el orden sagrado del Amor eterno en mi espíritu inmortal que es parte de Ti, no importando qué especial éste sea comparado con el espíritu de otro hombre y hermano.

13. Por eso quiero tambien siempre alabarte y ensalzarte, oh Padre santo, declarar cómo te he encontrado en los caminos que se me indicaron, en el espíritu del Orden que me has dado. — Y por eso que Tu Nombre sea alabado y ensalzado en el espíritu y en la verdad, oh Padre lleno de Bondad y Amor y Sabiduría, por toda la eternidad. Amén.

Salmo 16 — Para cantarlo al Señor durante la observación de la naturaleza maravillosa vista sobre una montaña, en la sala infinita y libre de Dios

1. Como un gusanito en el polvo de la nada probando escalar con paso lento y muy penoso el tallo lleno de espinas de un cardo; así yo, caminante pecador, también he escalado muy penosamente el tallo poderoso y la cima de aquella gran planta de la tierra que no ha durado como la mosca de un día, de hoy hasta mañana, sino que ya ha perdurado miles y miles de años.

2. Si bien el hombre llama “montaña” a esta poderosa planta de la tierra; yo la llamo sólo planta que ha surgido de la mano de mi Dios; porque nosotros mismos como seres vivificados con la máxima libertad no somos otra cosa que plantas y sarmientos en la viña y en el campo del Señor, pues Él ha sembrado el trigo dentro de nosotros, como la siembra para la vida eterna.

3. Y así entonces también los soles y los planetas y las montañas son sólo plantas, para cuyas existencias Él ha esparcido las semillas vigorosas por los espacios sin límites;

4. Y después, de manera divina, también se ha preocupado con seguridad por los planetas que han madurado, y en las profundidades ardientes de la tierra ha puesto semillas vigorosas llenas de fuego animoso. Semillas de las cuales entonces crecieron las montañas del piso humeante con el paso de los tiempos y tiempos de las tempestades más candentes.

5. Muy bien pueden haberse dado escenas de una manera nunca descrita durante el crecimiento de los gigantes sobre esta tierra en la que vivimos y que se vuelve cada vez más tranquila, escenas de las cuales el espíritu investigador nunca ha soñado.

6. Pero que durante las escenas de creación de las cosas según nuestro sentido humano haya sido grande, o también así no haya sido grande, todo esto es lo mismo ante los ojos del gran Creador; porque a Él le da igual crear la semilla para los soles y planetas, como crear aquella gota de rocío en la cual vemos aparecer los infusorios por millones y millones.

7. Y entonces así estoy aquí sobre la punta rodeada de precipicios de una planta del mundo muy antigua, y me permite visualizar con mis sentidos su etapa de crecimiento poderoso y ardiente cuando miro ampliamente alrededor a las muchas primeras plantas de la tierra que llegan hasta el éter.

8. Y cuando me he perdido en el espíritu en las escenas originales del planeta que muestran el crecimiento de la gran planta, y cuando todo alrededor a mi oído escuchante se vuelve silencio, oh aquí caigo sobre mis rodillas en el espíritu, y digo mi oración:

9. “¡Oh Padre! — ¡Tú grande, Tú Padre Santo! Santificado sea Tu Nombre Santo; porque Tú eres aquél que has dejado germinar a estas montañas poderosas como las primeras plantas provenientes de Tu semilla muy vigorosa lleno de fuego salida de Tu Voluntad todopoderosa del suelo obediente y tembloroso de la tierra.”

11. “Oh, ¡pon también, dentro de este mi ser impotente, una semilla muy vigorosa llena del fuego de Tu Amor vivo y eterno, para que también de mí, aunque también bajo algunas tempestades furiosas, quieran crecer siempre tales frutos firmes y permanentes, como estos cuyas puntas sagradas se elevan hacia Ti, como testigos poderosos de Tu Poder, Amor, Sabiduría y Fuerza infinitos!”

12. ¡Oh Padre! Cuán maravilloso y grande son todas Tus Obras, cuán grande es la dicha de aquellas almas que siempre las tienen en consideración; —

13. ¡Oh — por eso déjame siempre considerarlos con todos mis sentidos, porque son dignos de Tus Obras santas que se deben considerar en todo momento, déjame aprender de ellos, en la alegría más dichosa, reconocerte cada vez más y más profundamente a Ti Padre Santísimo!

14. A Ti te alaban los ángeles, los soles, los planetas, las montañas y todas las criaturas; entonces deja elevarse también a Ti, oh Tú Padre Santo, esta mi alabanza extremadamente pequeña junto con la alabanza de la montaña sobre la cual estoy orando ahora; ¡sólo a Ti que sea mi alabanza, honra y exaltación por la eternidad! Amén.

Salmo 17 — Para cantarlo al Señor en la alborada

1. Las estrellas en el cielo arden aun ceremoniosamente, la noche sigue rodeada todavía por la oscuridad nocturna, sombríos tanto el norte como el sur; Pero cuando dirijo mis ojos hacia el oriente, el amanecer, el pecho anhelante se ensancha y el pulmón respira profundamente el aire que sopla la aurora proveniente del Creador.

2. Oh, me siento bien y el corazón se distiende cuando los ojos comienzan a absorber los primeros y muy suaves rayos de la alborada.

3. En tal hora de la madrugada reflexiono: ¡Oh, hombres, oh hermanos a quienes os atrapa aún el pecaminoso dormir que es el hermano doliente de la muerte, levantados, levantados! para mirar las escenas sagradas de la mañana, mirad como todo se apresta a ella, las nubecitas, ellas se mueven en dirección de la mañana maravillosa con evidente alegría.

4. Las aves, cantores alegres, mirad cómo ensanchan sus pechos llenos de plumas para saludar al día que viene, y para alabar al Padre santo de la Luz, a Aquél que si bien no Le conocen como el hombre; pero su presentimiento sagrado no les deja quietud, pues ellas siente el Amor del Creador santo, y Le alaban y ensalzan a través de una alegría indescriptible.

5. La florecillas de los jardines y campos y céspedes se levantan y diseminan, con intenso aroma de sus copas tiernísimas cuales nubecillas innumerables y clarísimas, el sacrificio del agradecimiento y de la alabanza, hacia arriba hasta las estrellas que todavía están aquí y allá mirando la tierra, a la que bendicen desde el cielo que se aclara cada vez más y más.

6. Solo el hombre, el hombre puede aún dormir, y soñar con la muerte, mientras que incontables seres se apresuran, con corazones llenos de alegría, hacia las corrientes de vida que están por venir.

7. Las nubecillas, las flores y el ejército innumerable de animales y animalitos, despertados por los primeros rayos de la mañana dorada, se aprestan a alabar y ensalzar con todas sus fuerzas al Creador, al Padre santo, al Cual solo pueden presentir, pero no reconocer.

8. Los hombres, los supuestos hijos del Padre santo, capacitados con la máxima Gracia de la vida, capacitados con el espíritu inmortal, ellos no quieren esperar al Padre santo en la alborada, no quieren alabar ni ensalzar al Dador santo y lleno de Amor, al Dador de la vida eterna.

9. ¡Oh, avergonzaos vosotros, los hijos; preferís el dormir, el hermano de la muerte, antes que las corrientes sonoras de la vida, corrientes que provienen tan maravillosamente de la mañana, corrientes de la alborada!

10. ¡Levantáos, levantáos! ¡Oh, todos vosotros hermanos, ¡levantáos! y alegraros de la mañana que al final está llegando ya y se convierte en la alborada santa, en la luz del sol eterno de Dios! Oh, no os deis más vueltas en la cama del egoísmo para dormir mortalmente; ¡escuchad el sonido de las corrientes de vida de la mañana dorada! ¡El Padre, el mismo Padre santo viene a nosotros con vestimenta solar, en las nubes del Cielo, con Amor santísimo! — ¡Por eso despertad de una vez, hermanos y hermanas!

11. Escuchad bien, hermanos y hermanas, viene el Padre, sí, el mismo Padre santo y lleno de Amor viene a nosotros en esta mañana anhelada ya hace mucho tiempo; por eso despertad, despertad de la larga y mortalísima noche, y recibid la vida eterna en la mañana de la alborada santa en Dios; ¡de lo contrario alcanzáis la muerte eterna con el dormir de los hermanos! ¡Oh, Padre santo, Tú sol eterno de la vida, despierta, despierta de una vez a los hermanos dormidos, y permíteles recoger la vida en la corriente sagrada de la mañana eterna del Amor a Ti, oh Tú Padre santo! ¡Hágase Tu santa Voluntad!!!

Salmo 18 — Para cantarlo en cada momento al Señor como el Padre de los hombres

1. ¡Oh Padre santo, que estás en Jesús que es el Señor, y el Creador de los mundos, de los soles, de los hombres y ángeles, a Ti alaba mi alma, a Ti ama y ensalza mi espíritu, y mi corazón está lleno del anhelo más ardiente hacia Ti, oh Padre santo y lleno de amor!

2. Pero si Te alaban y ensalzan infinitamente y eternamente incontables ejércitos de seres, desde el querubín más flameante hasta abajo, el ácaro más insignificante al cual ya una hojita de muzgo le parece un mundo, sí, un mundo gigantesco y muy maravilloso.

3. ¡Permíte pues, oh Padre santísimo, que yo, un grandísimo pecador ante Ti, también Te alabe y ensalce! ¡Oh, sé muy bien y lo siento muy vivamente que un pecador impuro y lleno de muerte aparece ante Ti, oh Padre santo, sin ningún valor; pero no puedo hacer nada si es que mi corazón totalmente envuelto en el pecado quiere recibirte a Ti, oh Padre santo, como si estuviera libre de pecado; pues Tú mismo eres el Amor más puro por toda la eternidad!

4. ¡Oh, por eso con seguridad Tu verás compasivamente al pecador de corazón profundamente contrito cuando se dirige hacia Ti a través del amor, y Te alaba y ensalza, Padre santo, en toda contricción y humildad del espíritu!

5. ¡Oh, Padre lleno de Amor, míranos compasivamente que somos pecadores pobres, y muéstranos misericordia, no tengas en consideración nuestros pecados que hemos cometido durante nuestra debilidad; perdónanos las deudas, y acepta el sacrificio de nuestros corazones, y permíte a cambio que Te alabemos y ensalcemos, Padre santo!

6. ¡Escucha, o Padre santo! He pecado ya a veces ante ti, pero nunca he sentido tanto arrepentimiento por mis pecados cometidos como justo ahora que lo he hecho ante ti.

7. ¡Oh Padre! ¿Cómo pues fue posible esto? Justo cuando me había alejado infielmente de Ti debido al pecado, allí mi corazón fue tomado como nunca por el arrepentimiento más profundo, y con frecuencia quería estallar por Amor hacia Ti.

8. ¡Oh, maravilla de maravillas! — ¡Cómo puede pues acercarse un corazón pecador a Ti, oh Padre santo; cómo quisiera llorar ahora lágrimas de arrepentimiento y de amor en este mi infierno que experimento en carne y hueso!

9. ¡Oh escucha! ¡Oh escucha tú, corazón pecador, una Voz santa del Padre, del Padre santo y lleno de Amor, una Voz que te llama externamente y dentro de ti, y las palabras, santas palabras resuenan; pues aquí habla solo Él, sí, solo Él habla así como el Amor eternamente más puro:

10. “¡Oh hijitos! Yo sólo busco lo que se ha perdido, ayudo a levantar de nuevo al que ha caído; por eso al pecado le sigue pronto el arrepentimiento y el amor anhelante hacia Mí!”

11. “Pero al que he ayudado de esa manera, que permanezca así, en el Amor anhelante hacia Mí y — que no se deje seducir nunca más por un mundo que no tiene el más mínimo valor!”

12. “¡De lo contrario pudiera pasar que cayera tan profundamente, sí, muy profundo en el infierno de la muerte, en donde el arrepentimiento y el amor anhelante, como Mi Mano fidedigna, ya no quiera tomarle y llevarle de regreso a la vida eterna que está en Mí! — ¡Comprende esto, y vive y actúa así por la eternidad! Amén.”

Salmo 19 — Para cantar una alabanza al Señor (y sobre el sábado trasladado)

1. ¡Despierta, despierta, espíritu mío que duermes, sí, despierta pronto! porqué ha llegado un día maravilloso, sí, ha llegado el día sagrado del descanso del Señor, del Padre santo y llenísimo de Amor, del Padre de los hombres.

2. El día sagrado siempre es aún el mismo, el séptimo, aquel que el Señor ha escogido; sólo que los hombres han tergiversado también los días así como se han tergiversado ellos mismos.

3. El día sagrado ha pasado a ser un día de trabajo esclavizante, y aquel día que Dios mismo ha determinado como el día donde más se debería laborar sobre la tierra, ya que Él mismo en forma evidente ha laborado, se ha convertido en el día de ocio.

4. Pero esto no debe confundirte nunca más a ti, mi espíritu inmortal; para ti el orden debe quedar así como el Señor lo ha ordenado desde la eternidad; porque el Señor no es tan voluble como lo es el hombre, el sabe porqué ha ordenado los días de esta manera para la eternidad.

5. Y así entonces que despierte mi espíritu a la dulce labor, con paz santa, para alabar al Padre santo y lleno de Amor y ensalzarle con todas sus fuerzas; pues Él es tan bueno y tan misericordioso y amoroso con todos sus hijos. Por eso que sea alabado y ensalzado por ti, mi espíritu.

6. Yo, alma pobre, siento ahora todo esto como una amonestación amorosa, y por eso Te llamo para que despiertes aquí, mi espíritu inmortal.

7. ¡Oh mi vida interior, tú, amor que provienes de Dios, tú despertaste dentro de mí, oh qué luminoso irradia tu ojo lleno de gloria esparciéndose hacía las profundidades infinitas de la vida eterna! ¡Yo ya no soy yo, sino Tú eres ahora todo para mí, oh por eso Te alabó con lengua inmortal del Padre santo, aquel que nos ha unido, y nos ha dado la vida eterna dentro de Él!

8. ¡Sí, yo, espíritu, he despertado: gracias a ti, mi alma inmortal en la misma forma, porqué me has despertado, para la labor de alabarle y ensalzarle en el día del descanso sagrado, en el santo y eterno día del Señor; — yo quiero alabarle con todas mis fuerzas, y siempre amar y ensalzar al Padre santo dentro de ti, mi alma diligente!

9. ¡Oh mi Padre santo y lleno de amor, Tú, creador eterno de los mundos, de los hombres, de los espíritus y ángeles y de todo el cielo infinito y eterno! ¡A Ti te alaba y ensalza ya el ácaro cuya fugaz vida miserable apenas cuenta pocos minutos!

10. ¡A Ti Te alaba y ensalza el gusano pequeño en el polvo, miriádas de ejércitos de pájaros pequeños alegres que surcan el cielo celéste cantando himnos de alabanza a Ti, oh Padre santo!

11. Sí, todo lo que respira y lleva vida, te trae a ti, o Padre santo y llenísimo de Amor, un sacrificio festivo del agradecimiento más merecido dentro de una alegría sin nombre, cada cual según su género.

12. ¡Sólo el hombre, el hombre inmortal, puede dormir y descansar aquí, en donde todas las criaturas Te alaban, a Ti, Dador vivo y bondadoso, Dador del alimento más dulce, Creador poderoso omnipresente, Dios eternamente infinito!

13. ¡Oh por eso que seas amado y alabado y ensalzado por mí, por el espíritu inmortal, todo el tiempo y eternamente en este día tan santo de la tierra, en el día del descanso, porque tú eres, oh Padre santo, tan bueno y tan enormemente misericordioso conmigo!

14. ¡Oh que la honra más alta esté Contigo que eres el Padre en el Hijo y con Tu Espíritu todo santísimo, porque Tú me has creado, me has salvado y me has santificado nuevamente para la vida eterna, a través de Tu Bondad misericordiosa e infinita y Amor eterno; sí, que en recompensa sea Contigo, Padre santo, el agradecimiento eterno y la alabanza eterna de parte de éste, mi espíritu pecador! — Hágase Tu santa Voluntad siempre por la eternidad, amén; santificado sea Tu Nombre en nosotros eternamente. Amén.

Salmo 20 — Para cantarlo al Señor al final del año

1. Con un vuelo raudo la tierra ha completado nuevamente el recorrido alrededor de la luminosa madre del día.

2. El viaje es extenso, y el círculo poderoso es inmenso; círculo que la tierra, como madre de tantas formas y de tantos seres, recorre por completo en trescientos sesenta y cinco días.

3. El hombre tendría que andar a paso bien acelerado muchos miles de años hasta que pudiera completar el viaje anual de la tierra;

4. No importa cuán largo sea la duración del tiempo de tal viaje, ni cuán extensa sea también el camino circular, lo que sí es cierto y muy seguro es que a cada camino se le ha puesto una meta final.

5. Y también el Señor, Creador poderoso de ángeles y hombres, de soles y tierras, lo ha hecho así por motivos muy sabios; ellos circulan y abren camino y actúan dentro de su esfera prescrita; pero a todos estos círculos y caminos y acciones se les han dado fiel y sabiamente una meta, aquí una meta finita y allá una eterna.

6. Desde un punto insignificante la tierra comienza a recorrer el camino extenso, y siempre finaliza al mismo punto prefijado.

7. Así también el hombre sobre la tierra, comienza el círculo de sus acciones en el polvo, y finaliza el mismo nuevamente en el polvo insignificante. ¡Los mundos y los soles mueren cuando llega el día en que hayan completado los círculos enormes en el espacio infinito y así se hayan convertido nuevamente en un aliento insignificante y atómico! Y los hombres, los grandes y orgullosos, se convierten en comida de gusanos, y éstos finalmente en alimento del polvo insignificante.

8. Y quién puede negar esto y decir: ¡así no es! Pues la experiencia repetitiva lo enseña, todo sale del punto o del polvo insignificante, y retorna siempre al mismo.

9. Y a pesar de eso el hombre, el habitante ciego del polvo, se levanta altivamente y finge ser el centro del poder absoluto y eterno y tener el gobierno divino.

10. Tú, habitante pobre del polvo, reflexiona al final del recorrido de la tierra, al final del año, como todo en el mundo polvoriento cierra su camino finito, y eso en el punto de la nada, allí donde había empezado el vuelo que parecía maravilloso, entonces así te darás cuenta de tus acciones necias y tu persecución en el polvo, como un polvo que persigue al polvo.

11. Que necio sería aquel que quiera seguir en el bote que ya ha alcanzado la orilla, y quiere empezar a gobernar sobre él, como si fuera un dios místico sobre las ondas y las mareas.

12. ¿Acaso no es así contigo, mi hermano que vuelas tan alto, que te crees muy poderoso? Oh mira, así es, tú eres sólo un necio y un ciego malévolo, por eso no quieres mirar a la verdad pura, ni entender que este mundo vacilante no es nada más que el bote también vacilante; este bote te puede llevar aquí, hermano polvoriento, o a la orilla de la vida, pero también a la orilla polvorienta y floja de la muerte, de la cual tú ya no saldrás tan fácilmente.

13. ¡Oh ponle fin de una vez a la persecución y las acciones necias; piensa que sólo Uno vive libremente y gobierna sobre el polvo de los mundos, y este Uno nos ha dejado llenarnos de polvo, para que podamos saborear aquí la impotencia del polvo a favor de la vida eterna, y así podamos esforzarnos, cada vez mejor, a llegar a Él, y podamos así despreciar con nuestro pie al polvo insignificante!

14. Y cuando quieras reconocer esto, el cambio insignificante de los tiempos ya no será más un cambio; por qué te elevaras en el espíritu y la verdad por encima de los escombros humeantes de los buenos tiempos y dirás: Ya he alcanzado la orilla en el bote tambaleante, la orilla de la vida, y he encontrado al Padre santo lleno de amor y de misericordia. ¡Por eso hermanos todos, imitadme; porque vivir en el regazo del Padre es muy sublime!

Salmo 21 — Para cantarlo al Señor durante tribulaciones diversas.

1. Los tiempos ondean y atacan. Y los hermanos se alistan para la lucha sangrienta, uno contra otro.

2. La virgen se ha vuelto infiel en su corazón; ella no quiere amar, sólo ganar para luego despreciar todos los corazones en el pecho masculino que se ha vuelto femenino y por tanto fácil de vencer.

3. Y si ella, entre los muchos cisnes masculinos, se tropieza con un corazón masculino verdadero, uno que no permite ser engañado como una caña ante las miradas engañosas de la serpiente que mora en el corazón infiel de la virgen;

4. Entonces ella llora lágrimas amargas, no de arrepentimiento, sino sólo por no haber obtenido la victoria, porque su poder malvado no ha logrado extenderse por sobre todos los corazones masculinos.

5. ¡Oh tiempos, oh hombres y costumbres! La mujer sólo quiere jugar con los corazones masculinos.

6. El hombre sólo quiere divertirse sensualmente con la mujer; tan sólo quiere amarse a sí mismo en el corazón de la mujer, y revolcarse en su carne suave y curvilínea como los cerdos.

7. El gobernante ya no es más un hermano luminoso a los hermanos, ni ofrece una orientación y guía a los pueblos; tan sólo es un señor ante todos los hermanos, uno que quiere ser el único que tiene la razón.

8. Un señor orgulloso y poderoso con la espada que está sobre todos los bienes y toda vida y muerte de sus hermanos que languidecen.

9. El estafador adinerado, autorizado por la ley para engañar a muchos hermanos, goza de prestigio, elogio y honra, y además es llevado sobre los hombros de muchos pobres que reciben un salario ínfimo;

10. El pobre, al contrario, es siempre mirado con desprecio y burla por todos los ricos, y es expulsado por la puerta como si fuera un pordiosero parásito. Oh Padre santo en el Cielo, ¿cuánto tiempo más durará esta situación?

11. ¿Cuándo las montañas serán iguales a los valles? ¿Cuándo se besarán Caín y Abel?

12. ¿Cuándo será el día en que la virgen, en su atuendo femenino, retorne a la dignidad sencilla y santa de los ángeles, para dar alegría al corazón masculino que está lamentándose ya hace mucho tiempo?

13. ¿Y cuándo, pues, finalizarán las ansias, adictas a la fama, de los gobernantes; la férrea opresión sobre sus hermanos, las cadenas de los esclavos y toda las otras innumerables tormentas?

14. ¿Cuándo aquel que está sentado en el trono se convertirá en un hermano al hermano? ¿Cuándo empezará a enseñarles y guiarles y orientarles como un arcángel portador de leyes sabias y conducirles como hermanos hacia Ti, oh Padre santo de todos los hombres de la Tierra?

15. ¿Y cuándo, oh Padre en el Cielo, el sacerdote abandonará la máscara vergonzosa llena de apariencia adicta a la honra y llena de engaño, y anuncie a sus hermanos la Palabra pura y viva de Tu Espíritu santo?

16. (Dice el Señor:) "¡Escucha tú, espíritu, que estás vivo y tienes aun un corazón latiente! Yo quiero ahora anunciarte con Mi Boca completamente divina la respuesta que te dará Alegría, Consuelo y Verdad y Amor y que proviene de todos los Cielos.

17. ¡Oh, dime a Mí que soy el Padre de los ángeles en el Cielo y de los hombres en la Tierra! ¿Cuándo terminarán de pelear y reñir los hijitos, que aún no tienen edad y educación, en la casa de sus padres?

18. Tú dices: esto sucederá cuando ellos se vuelvan cada vez más maduros y educados y sabios y puros en el pensar en la acción y en la voluntad y en el amor en el corazón del alma.

19. Dice el Señor: Esto es completamente correcto y sabio; pero entonces, si la Tierra no es otra cosa que la habitación espaciosa de los hijos, y esto en un sentido muy serio, ¿cómo, pues, puedes preguntar, cuándo cambiarán las cosas sobre la Tierra?

20. ¡Tan sólo dejad que los niños maduren y ganen años en la habitación siempre tambaleante qué sirve para los embriones de los ángeles; y entonces verás, bajo una luz intensa, la respuesta clara a tu pregunta melancólica! Pues los niñitos en la cuna gritan más fuerte que los que están sobre el jardín de la vida y que ya están más despabilados". —

21. Oh Padre santo y lleno de Amor, ahora lo veo todo mucho más claro; sólo con tales ojos se puede observar de la forma más comprensible toda esas acciones coloridas y desordenadas de los hombres sobre la tierra. ¡Por eso que toda Honra y todo Amor y agradecimiento sean para Ti, oh Padre! Amén.

Salmo 22 — cantarlo al Señor para superar una enfermedad del cuerpo y del alma que están unidos.

1. La enfermedad, un fuego ardiente en la carne mortal —sí, una prueba poderosa del alma que sufre en la fe, la esperanza y el amor— viene de la misma manera como vienen todas las dádivas divinas del Padre santo que está lleno de Amor y vive en el Cielo;

2. Dádivas que bañan a los hijos —que caminan sobre esta escuela terrenal de prueba de la vida y que enseña con fidelidad— limpiándolos de algunas escorias terrenales mortales;

3. Para que el hombre, después de una enfermedad que a veces dura bastante tiempo, sea limpiado de escorias y piedras, purificado de algunos pecados mortales como se limpia el oro del mineral a través del fuego.

4. Pues de otra manera, el hombre que tiene una salud intacta quizás no pueda lograrlo nunca, porque cuando se tiene una carne sana entonces uno no puede darse cuenta cuánto ha avanzado letalmente el cáncer del mundo a través de las fibras de la vida.

5. ¿Con qué profundidad se ha enterrado ya este miserable enemigo de toda existencia en las raíces de la vida espiritual e interior como si fuera un pólipo de muchas ramas y miles de trompas de succión?

6. Pero, justamente aquí viene el Señor hacia el hombre, que si bien tiene un cuerpo sano pero espiritualmente está languideciendo, para cogerlo con Su propia Mano fidedigna, poderosa, y altamente santa, y extraerle completamente el mal desde las raíces de la vida; entonces el hombre que sufre se da cuenta recién cuánto se había introducido el cáncer dentro de sus raíces de la vida interior.

7. Por eso comienza a arder y a doler lastimosamente en todos los lugares de la carne en el hombre en donde antes se encontraban las raíces mortales del enemigo de la vida;

8. Y sin embargo el Padre santo de la vida no considera la carne del hombre, así ésta quiera arder y sudar gotas de sangre del miedo y de temor ante la muerte terrenal;

9. Porque si Él ha salvado la vida del espíritu, del alma, entonces, ¡qué importa la de la carne, que importa esta vestimenta muy podrida del alma del espíritu!

10. Si todo sucede de acuerdo a la santa Voluntad del Padre entonces la salvación viene fácilmente. Y si no sucede de acuerdo a la Voluntad sabia y sagrada del Maestro santísimo de la vida, entonces lo mejor será que Él arranque amorosa y paternalmente al cáncer junto con la vivienda podrida y enferma.

11. Así lo mostró Él Mismo, el Ser más paciente y sagrado, en el monte de los olivos, cuando Él pedía, estando arrodillado y orando al Amor eterno en el Padre con sudor lleno de sangre y de miedo: “¡Si Tú, Padre, Amor eterno, lo quieres, oh retira pues el cáliz de Mí! Pero que no se haga Mi Voluntad, sino que se haga siempre Tu santa Voluntad!”

12. Aquí, el Maestro santo de la vida, nos mostró Él Mismo la manera de cómo debemos comportarnos siempre, si es que queremos conservar la vida del alma, del espíritu, cuando el sufrimiento se introduce en la vida de la carne.

13. Debido a que se nos ha dado un ejemplo altamente sagrado, podemos alegrarnos y cantar siempre como niños con nuestros corazones refrescados:

14. Oh, Padre santísimo y llenísimo de amor, Padre de los ángeles y de los hombres, Tú, maestro eterno de toda existencia, nos diste la vida; el cuerpo es tan sólo una envoltura temporal del espíritu y un instrumento del alma;

15. ¡Tú nos has enviado alegrías y sufrimientos de acuerdo a Tu gusto, de acuerdo a Tu Voluntad santa y siempre sabia; por eso también hágase siempre Tu santa Voluntad! Tú Mismo, con palabra y obra, nos has enseñado cómo vivir y por eso también entonces queremos vivir así, y adorarte siempre y ensalzarte, tanto en la alegría como en el sufrimiento; porque sólo Tú eres el Dador de las buenas dádivas. ¡A Ti la honra y el premio por la eternidad! Amén.

— Fin de la obra —

Información

Los Salmos del Señor
Los Salmos dictados por el Señor Jesucristo
y escritos por Jakob Lorber
en la obra Salmos y Poemas
Título original: Psalmen und Gedichte
Editorial: Jakob Lorber Verlag, Bietigheim—Bisingen, Alemania
Traducción del alemán: Luis Martínez Costa
Audiolibro © by LMC — Edición: 16.03.2020

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